Cuida tus pensamientos cuando estés solo y tus palabras cuando estés con otras personas.
Nuestros pensamientos impactan en cómo nos sentimos y reaccionamos o respondemos a las personas y situaciones. Tendemos a centrarnos en pensamientos negativos o trágicos. Nuestro ser querido no está en casa, llamamos a su teléfono y no responde. Probablemente tuvo un accidente y no pudo comunicarse. Tal vez está en el hospital y los pensamientos siguen y siguen. El lado positivo es que podemos seleccionar o reformular nuestros pensamientos si es necesario.
Nuestros pensamientos pueden destruirnos o impulsarnos. Tenemos la capacidad de elegir.
En cuanto a nuestras palabras, ¿cuántas relaciones hemos dañado por lo que decimos? Una vez que decimos algo, no hay marcha atrás. Es similar a sacar la pasta de dientes de un tubo y luego querer volver a meteral. No es posible. El efecto se ha producido. Así como nuestros pensamientos pueden destruirnos o impulsarnos, las palabras que decimos a los demás también pueden tener un impacto positivo o negativo.
Estas son dos reglas simples de seguir, que quizás a veces pueden ser complicadas. Sin embargo, tenemos control sobre estas dos áreas en nuestra vida. ¿Qué pensamientos y palabras elegirás?