“El propósito de la vida es una vida con propósito”. — Robert Byrne
Es una frase tan pequeña pero tan significativa. Muchas veces, vivimos nuestras vidas sin realmente vivirlas. Existimos, pero no vivimos de verdad. Vamos de casa al trabajo y otra vez a casa. Estamos en piloto automático y hacemos las cosas simplemente porque deben de hacerse.
A veces comparamos nuestra vida con la de los demás. Especialmente con las redes sociales, es fácil quedar atrapados en la vida de los demás y preguntarnos por qué nuestra vida no es así o pensar en que nos encantaría experimentar su mundo.
A menudo me pregunto hasta qué punto esas vidas realmente son así. Algunas pueden ser auténticas, pero he aprendido que es fácil fingir una vida por horas o incluso unos días. Los vídeos que vemos en las redes sociales se pueden volver a grabar o editar. Sin embargo, no es posible rehacer o editar esos momentos en la vida real.
No te compares con los demás. Tu propósito y tu viaje son diferentes a los míos, a los de tu vecino o al de las personas que aparecen en tu pantalla. Céntrate en ti, en tus metas y sueños, y en tu vida.
Céntrate en tu familia, ya sea de sangre o la que elegiste, y crea recuerdos. Tómate tiempo para soñar, planificar y lograr esos planes. Analiza dónde estás, dónde quieres estar y cómo llegar hasta allí. Revisa lo que estás haciendo, qué funciona y qué no, y cómo modificarlo y mejorarlo. Sé intencionado.
Haz que tu propósito de vivir sea tener una vida con propósito.