Cuando las hojas caen del árbol, ya no pueden volver al árbol. Lo mismo sucede con la vida. No podemos recuperar cada día que pasa.
A veces nos pasamos la vida tan concentrados en lo que teníamos o en lo que queremos para nuestro futuro que no nos tomamos el tiempo para reconocer y disfrutar el presente. Cada mañana se nos permite experimentar un nuevo viaje, un viaje que tiene giros inesperados. Es suave o lleno de baches. A veces, este viaje puede ser más emocionante y aventurero que el propio destino.
Apreciemos cada día. Ama, vive, ríe y déjate amar, haz que cada día cuente. Sonríe más, hazle un cumplido a alguien, dile a tu familia cuánto los amas y aprecias. Cuando tratamos de ver el lado positivo de las cosas, no estamos negando que las cosas sean desafiantes o dolorosas. Estamos tratando de sacar lo mejor de cada experiencia y aprender. No podemos revivir el ayer, pero ciertamente podemos elegir, disfrutar y aprender del hoy. Que cada lección que aprendamos nos haga más fuertes, más sabios y capaces de disfrutar el mañana cuando llegue.