El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una de las condiciones del neurodesarrollo más comunes en la infancia.
Afecta la forma en que el cerebro gestiona la atención, el control de impulsos y los niveles de actividad, lo que puede influir en el rendimiento escolar, las relaciones sociales y la vida diaria del niño.
Aunque el TDAH no tiene cura, con apoyo y estrategias adecuadas, los niños pueden desarrollar sus habilidades y alcanzar su máximo potencial.
Síntomas del TDAH en niños
Los síntomas varían según la edad y el tipo de TDAH, pero suelen incluir dificultades para concentrarse, mantenerse quietos o controlar impulsos.
Los niños con TDAH pueden:
- Distraerse fácilmente (excepto cuando hacen algo que les apasiona).
- Tener dificultad para seguir instrucciones o mantener el orden.
- Estar inquietos.
- Interrumpir conversaciones o actuar sin pensar.
- Actuar sin pensar.
Estos comportamientos no significan falta de interés ni de inteligencia. El TDAH no es un problema de disciplina, sino una diferencia en el funcionamiento del cerebro.
¿Cómo se diagnostica el TDAH?
El diagnóstico del TDAH suele hacerse durante la infancia, aunque algunos casos se identifican en la adolescencia o la adultez.
No existe una sola prueba médica que lo confirme; el proceso incluye:
- Evaluaciones clínicas y observaciones del comportamiento.
- Entrevistas con padres, maestros y cuidadores.
- Cuestionarios estandarizados y análisis del historial familiar.
- Descarte de otras condiciones con síntomas similares.
El diagnóstico debe realizarlo un profesional de la salud capacitado, como un pediatra, neurólogo o psicólogo especializado en desarrollo infantil.
Tipos de TDAH
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), existen tres presentaciones principales:
- Predominantemente inatento: dificultad para mantener la atención, seguir instrucciones o completar tareas.
- Predominantemente hiperactivo-impulsivo: actividad física constante, impulsividad y dificultad para esperar turnos.
- Combinado: presenta síntomas tanto de inatención como de hiperactividad e impulsividad.
El TDAH y la educación especial
En Estados Unidos, el TDAH se considera una “discapacidad por otras condiciones de salud” (Other Health Impairment) bajo la Ley de Educación para Personas con Discapacidades (IDEA). Esto permite que los estudiantes reciban apoyos y adaptaciones escolares, como:
- Programa de Educación Individualizado (IEP): ofrece metas específicas y servicios especializados según las necesidades del estudiante.
- Plan 504: proporciona adaptaciones en el aula regular (por ejemplo, tiempo adicional en exámenes o un entorno con menos distracciones).
Estos recursos ayudan a garantizar que los niños con TDAH tengan las mismas oportunidades de aprendizaje y participación que sus compañeros.
Comorbilidades del TDAH
El TDAH suele coexistir con otras condiciones del desarrollo o emocionales.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, 2018–2021):
- El 9.57 % de los niños estadounidenses de 3 a 17 años ha sido diagnosticado con TDAH.
- Entre ellos, entre 30 % y 50 % también presentan una discapacidad de aprendizaje específica.
- Muchos también son diagnosticados con autismo, ansiedad, depresión o discapacidad intelectual.
Comprender estas comorbilidades permite diseñar intervenciones más integrales para cada niño y su familia.
Consejos para el manejo del comportamiento
Según el CDC, el apoyo diario y la estructura en casa pueden marcar una gran diferencia en el manejo del TDAH.
Algunas estrategias útiles incluyen:
- Crear rutinas estables: mantener horarios consistentes para comer, dormir y estudiar.
- Organizar el entorno: designar lugares fijos para mochilas, juguetes y materiales escolares.
- Reducir distracciones: limitar el ruido, la televisión y las pantallas durante tareas importantes.
- Dar instrucciones claras y breves.
- Dividir las tareas grandes en pasos pequeños.
- Refuerzos positivos: elogiar los logros y reconocer los esfuerzos.
- Evitar gritos o castigos físicos: la disciplina debe ser calmada, firme y constante.
- Fomentar actividades donde destaque: arte, deportes o música ayudan a canalizar energía y fortalecer la autoestima.
- Promover hábitos saludables: alimentación balanceada, ejercicio regular y descanso adecuado.
Estrategias de apoyo e intervención
El tratamiento del TDAH puede incluir una combinación de enfoques, siempre bajo orientación profesional:
- Intervenciones conductuales: técnicas de manejo del comportamiento aplicadas en casa o en la escuela.
- Medicamentos: recetados por profesionales cuando se consideran necesarios.
- Terapias de apoyo: consejería psicológica, terapia ocupacional o entrenamiento en habilidades sociales.
- Entornos escolares inclusivos: escuelas que implementan adaptaciones sensoriales y de atención para favorecer la concentración.
Cada niño es único, y el plan de intervención debe adaptarse a sus fortalezas, retos y entorno familiar.
Un mensaje de esperanza
El TDAH no define lo que un niño puede lograr. Con comprensión, estructura y acompañamiento, los niños con TDAH pueden aprender a enfocar su energía, desarrollar su creatividad y alcanzar metas extraordinarias.