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Beneficios de la hidroterapia

La hidroterapia consiste en realizar movimientos o actividades dentro de un entorno acuático mediante el uso de las propiedades físicas del agua para ayudar con el rendimiento físico. En el CRIT, usamos esta actividad como una herramienta, de la mano con nuestra terapia física para ayudar a facilitar el progreso hacia las metas de rehabilitación de los pacientes.

Un factor clave para un mayor éxito de la hidroterapia, es mantener la temperatura de la piscina a 93 grados Fahrenheit. La temperatura cálida ayuda a controlar el tono, la relajación muscular y mejora el flujo sanguíneo. Además, el entorno acuático permite la flotabilidad, lo que hace que el peso del paciente sea más ligero, permitiendo al paciente mejorar la marcha en un entorno gravitacional mínimo. A su vez, esta actividad le da al paciente la capacidad de realizar actividades fuera del agua de manera más beneficiosa. La resistencia al agua sirve como peso, lo que permite fortalecer las articulaciones sin forzarlas. En el CRIT, también usamos la presión hidrostática, o las fuerzas perpendiculares al cuerpo, para disminuir la hinchazón y mejorar la conciencia propioceptiva o posicional.

El uso de las diferentes propiedades del agua puede ayudar en muchos aspectos del progreso terapéutico, incluido el aumento de la fuerza, la mejora de la conciencia, la mejora de la movilidad, la disminución del tono, el aumento del equilibrio, la capacidad para pararse, caminar y más. ¡Trabajar en un ambiente divertido y diferente puede fomentar una mayor participación y mejores resultados!

Primeros signos de parálisis cerebral en niños

Comprender los primeros signos de la parálisis cerebral en los niños puede ayudarte a tomar las mejores decisiones para la salud y el bienestar de tu hijo.

La parálisis cerebral es un trastorno motor que afecta aproximadamente a 1 de cada 135 niños en los Estados Unidos. Aunque es uno de los trastornos motores más comunes, la parálisis cerebral puede verse muy diferente en cada niño. Gran parte de los efectos de la parálisis cerebral, dependen de la ubicación y la gravedad de la lesión en el cerebro o la región de la columna.

Por ejemplo, algunos niños pueden tener habilidades de aprendizaje típicas, mientras que otros tienen dificultades de aprendizaje; algunos niños pueden tener la mayoría de las habilidades motoras típicas, mientras que otros no pueden controlar sus manos, pies, brazos y piernas. Aunque no siempre es fácil predecir los síntomas exactos de la parálisis cerebral, existen ciertos patrones que el trastorno parece seguir.

Signos y síntomas de la parálisis cerebral en niños

Examinemos los primeros signos y síntomas de la parálisis cerebral en los niños. Ten en cuenta que, a la mayoría de los niños no se les diagnostica parálisis cerebral hasta que están fuera de la infancia.

Aunque tu hijo puede presentar algunos de los signos de parálisis cerebral en bebés, existe la posibilidad de que crezca y deje de hacer estas acciones o comience a hacerlas. También existe la posibilidad de que tu hijo tenga un diagnóstico completamente diferente como la leucodistrofia, la enfermedad de Pelizaeus-Merzbacher y el síndrome de Rett que, suelen diagnosticarse erróneamente como parálisis cerebral.

Toma nota de los síntomas y habla con tu pediatra en tu próxima cita; esto puede ayudar con la detección temprana, pero ten paciencia con tu hijo y su proceso único de crecimiento y aprendizaje.

Síntomas comunes de parálisis cerebral en bebés

Los síntomas de la parálisis cerebral en los bebés son causados ​​con mayor frecuencia por una lesión durante el trabajo de parto y el parto. Es posible que una lesión cerebral o espinal no sea evidente de inmediato, pero puedes notar uno o más de estos síntomas a medida que tu hijo crece:

  • Tono muscular anormal
  • Piernas cruzadas o rígidas cuando lo levantan
  • Retrasos en el movimiento físico (sentarse, gatear, darse la vuelta, caminar, etc.)
  • Dificultad para controlar los movimientos de las manos
  • Babeo excesivo
  • Incapacidad para levantar, mantener la cabeza erguida/controlar los movimientos de la cabeza
  • Espalda y/o cuello sobre extendidos cuando se levanta
  • Rigidez articular y/o muscular

La mayoría de estos síntomas también son signos de parálisis cerebral espástica, que se observa en más del 70 % de los casos de parálisis cerebral.

Signos comunes de parálisis cerebral en bebés de más de 6 meses

Los signos de parálisis cerebral en bebés mayores de 6 meses pueden ser el resultado de una lesión que ocurrió durante el trabajo de parto y el parto o durante los primeros meses de vida. Los signos y síntomas incluyen:

  • Dificultades para oír o ver
  • Movimiento muscular incontrolable
  • Músculos, articulaciones o tendones rígidos
  • No se puede dar la vuelta
  • Incapaz de aplaudir
  • Mantiene las manos cerradas en un puño

Signos comunes de parálisis cerebral en niños pequeños

Una vez más, los niños pequeños pueden mostrar signos de parálisis cerebral debido a una lesión durante el nacimiento o una lesión que ocurrió en sus primeros meses de vida. Esta edad es típicamente cuando los signos y síntomas se vuelven más evidentes y se puede hacer un diagnóstico.

  • Incapacidad para pararse o caminar
  • Postura anormal
  • Gateo incómodo
  • Retraso en el habla o falta de habla
  • Dificultad para desarrollar habilidades motoras finas (comer, cepillarse los dientes, colorear, etc.)

Recibe atención en el Centro de Rehabilitación Infantil TeletonUSA

El Centro de Rehabilitación Infantil TeletonUSA (CRIT), es una organización sin fines de lucro 501 (c) (3) que ofrece servicios de rehabilitación integral para niños y niñas con discapacidad neurológica, muscular y esquelética. Contáctanos hoy para obtener más información sobre cómo podemos ayudar a tu hijo o hija a desarrollarse física, psicológica, social y espiritualmente.

De parte de tu terapeuta familiar del CRIT: Tan solo una gota de agua

“No todos los días son buenos, pero siempre hay algo bueno en cada día.” – Alice Morse Earl

Cuántas veces le hemos preguntado a alguien “¿cómo estuvo tu día?” y su respuesta fue “tuve un día horrible” o “estoy teniendo un muy mal día.” Todos tenemos esos días donde todo parece que va mal. Por ejemplo, cuando no encuentras tus llaves, todo se te cae al suelo, recibimos una llamada con malas noticias, llegamos tarde al trabajo, los hijos no quieren escuchar, tenemos una discusión con nuestros seres queridos… y la lista sigue.

Si nos tomamos un tiempo para sentarnos, respirar y reflexionar, podemos descubrir como incluso en esos días difíciles, hay algo positivo o una lección que aprender. Creo que cuando pasamos por un momento difícil o retador y, no aprendemos nada de el, fue una pérdida de nuestro tiempo y emociones. A través de los retos y dificultades, es que aprendemos a ser resilientes y podemos desarrollar la paciencia, compasión y empatía, así como tener una nueva perspectiva sobre una situación o ver nuestra fortaleza psicológica y emocional.

Cuando tengas un mal día, te invito a que te tomes un momento y te preguntes:

  • ¿Es un mal día o un mal momento?
  • ¿Qué puedo aprender sobre esta situación?
  • ¿Qué tan relevante o importante va a ser esta situación dentro de un año?

Te darás cuenta que, muchas de las situaciones que nos molestan, nos ponen ansiosos o nos estresan, no son tan importantes o significativas como parecen cuando las ponemos en perspectiva. Son tan solo una gota de agua en el enorme océano de la vida.